lunes, 1 de marzo de 2010

No existe la distancia, y todo se simplifica en kilómetros de anónimos y desconocidos. Donde no hay habitantes y todos deambulan con tu mismo rostro.

Y a solas...

Despierto mi sensualidad con tu nombre, mientras vistes tu presencia llenándome las manos de rutas nuevas.

Abrevio mis piernas al sin venir de tus labios, mientras invento el placer entre clandestinas caricias.

Desnudo el reflejo de tu cuerpo maduro, mientras tildo las palabras que no logro pronunciar, descubriendo como mí gemido en tu oído es tu idioma favorito y tus huellas en mi cuerpo el bosquejo perfecto.

Escondo tu presencia, mientras te evaporas entre la suave humedad...

1 comentario:

¿A qué coño esperas para escribir?